Me quedé bloqueada al hablar en público

El pasado día 21 de junio a través de la Akademia Bilbao día de puertas abiertas tuve la oportunidad de presentar al público en qué consiste la parte de acompañamiento de un coach personal. Os cuento, en el momento de ponerme frente al público sentí que las palabras se acumulaban en mi mente y que no era capaz de darles un orden, solo veía palabras y palabras todas desordenadas en mi mente, sin poder darles sentido, es decir, era incapaz de pensar. Simultáneamente sentía en mi interior una presión en el pecho, el corazón latía como un tambor, angustiada y frustrada, al no verme capaz de decir lo que el día anterior fluía con absoluta naturalidad.

Tenía preparado un pequeño power- point con diferentes diapositivas, así que me dije,

Marianne ponte a leerlas y me aferré a ellas como uno que se está ahogando cuando le lanzan un salvavidas en medio del mar. Quería salir de allí cuanto antes, liberarme de esa situación.

Dejé un montón de cosas que consideraba importantes sin decir, pero lo más importante para mí en ese momento era terminar y encontrar alivio.

Lo primero que me dije nada más acabar fue: “Marianne ahora trátate con cariño” y eso es lo que hice. Dejé que pasara el evento, actué con serenidad y disfrutando de todo lo que viví después.

Al llegar a casa, sentí mi tristeza, mi frustración, mi impotencia y compartí con mi familia lo que me había pasado.

Al día siguiente, cumplí con mis compromisos y me permití sentir esa tristeza e incluso rabia por lo sucedido, en lugar de evitarla como hubiera hecho en otros momentos. Y me di cuenta que estaba sufriendo. Sufriendo porque estaba diciendo NO, a lo que había vivido, me resistía, quería que las cosas hubieran sido de otra manera. Así que me dije, por aquí no es y comencé a aceptar y respetar sin querer cambiar nada de lo que me había sucedido. A sentir agradecimiento por la experiencia vivida, que la verdad fue una pasada.

Desde ahí pude apreciar el punto en que me encuentro. Iba convencida de que no me importaba lo que opinase la gente, que ya lo tenía superado. Y no fue así. (Hablar en público es uno de los mejores ejercicios para saber en qué punto de tu autoestima te encuentras).

Así que esta situación me confrontó con todos mis miedos, estaban todos, de repente era el centro de atención, miedo al fracaso, a la crítica, al juicio, al rechazo, al ridículo, si me equivoco, si lo hago mal…

Asi que pude ver mi déficit de autoestima y me di cuenta que me sigo valorando en función de cómo los demás me valoran.

Y fijaos que paradoja, porque de lo que venía preparada a hablar también era que nuestro propósito o fin último es que hemos venido a este mundo a brillar y resulta que estaba muerta de miedo.

Pero gracias al sufrimiento me di cuenta que estaba equivocada de cómo estaba interpretando el suceso, por un lado me conectó con mis carencias y por otro, realmente fue una gran experiencia pero que al no estar dentro de mi concepto de felicidad, la rechazaba. Pero en el momento que lo acepté plenamente, pude ver la lección o el regalo oculto, porque desde ahí, me alineo con el presente, con la vida y conmigo misma. Una cosa es lo que yo quiero y otra es lo que necesito para evolucionar, para conectar con quién realmente soy y desde ahí surge una confianza por la vida y por mi misma. Esta situación me dice en realidad quién soy y lo que me falta por pulir. Porque ya somos lo que queremos ser.

Así que si quiero brillar, he de estar ahí dónde está mi miedo y salir de esa zona de comodidad.

Así que cada vez que vea una oportunidad de hablar en público ahí estaré.

Y tengo claro que admiro a cada persona que tiene el valor de salir de su zona de comodidad, de atreverse a hacer algo a decir algo, porque se está liberando de sus propias limitaciones que le impiden ser él/ella misma y conectar con su verdadera naturaleza.

Y al fin y al cabo, pase lo que pase sigo siendo yo, ni más ni menos y me encanta esa neutralidad.

DEJA UN COMENTARIO

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.